Extraño el olor a café para iniciar cada día, los restos del mundo que queríamos rescatar, las palabras perdidas de libros olvidados, el olor a café sobre todo el olor a café...
Extraño el sonido de tus pisadas en el eco de mis vacios, el resplandor de nuestro pasado, las añoranzas de nuestro futuro, y... sobre todo tus pisadas...
Extraño el sabor de tus vicios que se hacían día a día míos, las obsesiones de tu crisis existencial, tus cuestionamientos incesables, las abstracciones deplorables... y todos tus vicios...
Extraño tu sonrisa perversa al despertar, el beso en tus parpados cerrados, el rostro que se enmarcaba con los años y las paredes blancas siempre dispuestas a recibir una nueva idea a través de las letras, y extraño... la perversión en tu sonrisa...
Extraño mi lengua en tu piel, los poemas que escribías con tus dedos sobre mis vértices, extraño nuestros constantes juegos de seducción, el deseo no consumido, el rescate de tus anhelos y esa carrera de tu lengua en mí…
Lo extraño… Es el pasado que nunca pasó…
Leyand
